Mujeres hermosas, ¿Cómo están? oigan amigas, hoy especialmente les traigo un tema súper interesante, del que me apasiona fuertemente hablar, que también lamentablemente le hace falta muchísima atención y visibilidad para poder abordarlo y tener la información menos amarillista y morbosa posible, hablemos de las mujeres que viven en la cárcel pagando una condena o incluso, aún no se les ha condenado, sí, leíste bien, no se les ha condenado y ya viven ahí.

Primero reubiquemos cómo hemos etiquetado a estas mujeres, el nombre correcto para llamarlas es PPL: personas privadas de su libertad, no carceleras, ni prisioneras o alguna otra etiqueta sin sentido que solo puede sonar despectiva.

La mayoría de las mujeres PPL llevan una vida sumamente difícil adentro de un centro penitenciario, la gran parte de ellas aún se encuentran en prisión preventiva, pero ¿Qué significa esto? La prisión preventiva sucede cuando se priva de la libertad a una persona de manera “temporal”, cuando se está en espera de un juicio para brindar una condena, sin embargo, en nuestro país el sistema de justicia nos deja mucho que decir de él, pues para obtener este juicio pueden pasar muchísimos años de detención, aunque no se compruebe tu delito, es una gran falla de nuestro país en este aspecto.



Me da muchísima impotencia y enojo mencionar que la forma de vida en estos lugares es deplorable, pues viven en condiciones de cero higiene, espacios sumamente reducidos, duermen en lugares mayormente llenos de basura y suciedad, los baños raramente los limpian, pues pareciera que todas las mujeres privadas de su libertad, no merecen absolutamente nada, ni siquiera un lugar por lo menos limpio; en muchas ocasiones las tienen en lugares que se prestan para la existencia de plagas, como piojos, chinches y garrapatas, sin mencionar que no se les brinda el derecho a la salud como se debería, la mayoría de las veces las infecciones se propagan entre todas o simplemente se dignan a vivir enfermas por mucho tiempo.

Algunas de estas mujeres entran al reclusorio embarazadas o suelen embarazarse estando dentro de él, solo se les permite tener a su hijo/a con ellas hasta que este cumple 3 años, después se tiene que buscar un tutor para el menor, ya que, la prisión no es el mejor lugar para criar a un hijo/a.



También es de suma importancia mencionar que muchas de ellas tienen adicciones y como viven en situaciones horribles, también sufren de hambre, pues la comida que se les da normalmente puede provenir hasta de la basura, entonces para poder satisfacer sus necesidades se prostituyen o consiguen drogas para poder venderlas dentro del reclusorio y así ganar algunos pesos para poder comer o adquirir sustancias adictivas.

Si nuestros derechos como mujeres no se respetan cuando somos libres ¿por qué se respetarían estando privadas de nuestra libertad?

En la publicación anterior les mencionaba que podemos odiar el delito, pero compadecer al delincuente, porque les aseguro que nadie tenemos seguro nada en la vida, en cualquier momento podemos vivir alguna situación como esta, es importante reflexionar sobre lo que tenemos y valorar nuestra libertad sin juzgar a los que no la tienen.





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